Nos inunda de alegría ver las terrazas sevillanas con nuestros mayores de nuevo. Los bares y restaurantes van resurgiendo poco a poco, y cada vez es más frecuente ver a los abuelit@s frecuentar las terrazas.
La buena marcha de los servicios sanitarios, que todo hay que decirlo, y las vacunaciones masivas a los mayores de 70 años, han hecho que el panorama de nuestros veladores comience a incorporar a estas personas, bien sea en reuniones de mayores, o bien acompañando a sus hijos y/o nietos.
Ya era hora, después de un año de pandemia, la hostelería los necesita (es una parte importante de sus clientes) y ellos precisaban ya de estas salidas y reuniones que tanto bien les hacen.
El covid-19 vino a recordar la fragilidad en la que están inmersos quienes lucharon y resistieron ante todo o casi todo en nuestro país: muchos nacieron y crecieron durante la guerra civil y la postguerra, vivieron y trabajaron durante la transición, envejecieron viendo y ayudando a sus hijos en la crisis. Y es que muchos adultos mayores después de haberse pasado toda una vida luchando, aportando, produciendo, solucionando problemas… han experimentado con la llegada de la pandemia una soledad y desamparo como nunca lo habían vivido. Han sido y son el eslabón más frágil y más amenazados por este virus. Se les ha aislado en los geriátricos o en sus casas, han perdido a seres queridos de su generación y han pasado mucho miedo ( a veces hasta terror).
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